






Quedaron fuera del calendario escolar... pero ¡ya están listos para trabajar el año próximo!
Este blog funciona como un espacio de publicación sobre mis intereses profesionales. Difundo ideas, opiniones, pareceres, modos de trabajar y otros aspectos, vinculados a la comunicación, la educación, la literatura y otras formas de arte.
Introducción
Se ha escrito mucho sobre Erzsébet Báthory. Las búsquedas de textos sobre su leyenda pueden hacerse realmente extensas. Hay dudas sobre la veracidad de los hechos contados, acerca de los 630 asesinatos que se le adjudican. La mayoría de los lectores eligen creer en ellos, porque se sumergen en ensayos y ficciones que describen los más sangrientos episodios que puedan encontrarse en la literatura universal, junto a otras narrativas del horror.
Las novelas más renombradas sobre la condesa son: Drácula, el no muerto (2009) y Ella, Drácula de Javier García Sánchez. También hay una lista de relatos que incluyen su historia en alguno de sus capítulos, como personaje secundario o como leitmotiv, como es el caso de 62/ modelo para armar, de Julio Cortázar.
Puede mencionarse especialmente la obra de Valentine Penrose en la que se inspiró Alejandra Pizarnik para realizar este ensayo poético en prosa para darle un marco a su texto. Ella afirmó ante una pregunta: “¿Cuál es mi estilo? Creo que el del artículo de la condesa. Insisto, una y otra vez, en la fascinación por el tema de mi nota. Nunca después volvió a sucederme algo parecido”.
“La Condesa Sangrienta” apareció primero en la revista ‘Diálogos’ y en ‘Testigo’; en 1971 fue publicado como libro por la editorial Aquarius. En 2009 fue lanzado por Libros del Zorro Rojo.
Muchos son los temas que dispara la lectura de “La condesa sangrienta” de Alejandra Pizarnik y que han sido analizados a través de diversas interpretaciones: la condición de mujer sola de la condesa, su vida de encierro en el castillo, la aristocracia, el poder, la impunidad, la magia roja, la melancolía -característica del hombre en la Edad Media y el Renacimiento-, el culto a la belleza, el egocentrismo a través de las miradas sobre sí misma en el espejo, la sangre -sus poderes rejuvenecedores y como característica vital de la mujer-, las significaciones del color rojo y la primacía del negro, las vampiresas, la maldad representada durante años en la figura de la mujer -incluso dentro de la interpretación religiosa-, lo siniestro, el razonamiento humano para diferenciar el bien del mal, lo dicotómico expresado a través de estos valores (Dios y Diablo, paraíso e infierno), la elección de sus victimas –todas mujeres-, y su condición de lesbiana expresada en casi todas las obras sobre ella. Aunque parece que todo ha sido escrito ya, hay un análisis que no ha sido agotado: el sadismo llevado a la práctica extrema en la cotidianeidad de la vida de la condesa.
La forma de sadismo de la condesa
A través de teorías freudianas y de otros estudios de psicología se trató el caso de Báthory a través de la explicación de la neurosis como es el caso de Isabel Monzón en un escrito académico sobre Báthory de 1994: “La Condesa fue, por mandato del patriarcado, empujada a lo siniestro. El hecho de ser mujer era condición suficiente para quedar relegada a la izquierda, del lado de los condenados, de los no elegidos. El vicio de la sangre, la oscuridad de lo clandestino, el destierro a los infiernos, le estaban destinados. Y ella obedeció el mandato.
Cuando Freud pasa revista a personas, sucesos, cosas o situaciones consideradas "ominosas", citando a Jentsch dice que "la duda sobre si en verdad es animado algo en apariencia vivo, y, a la inversa, si no puede tener alma cierta cosa inerte", genera el sentimiento de lo siniestro”, y hasta se estudió el tema del exceso presente en los textos sobre su vida como un acercamiento a las tragedias y mitos griegos. En este trabajo se intenta explicar a través del tema del sadismo las actitudes de la condesa y la trama del relato.
Es inevitable reconocer una intertextualidad directa con la obra del Marqués de Sade, quien quedó en la historia a través de su nombre, que se convirtió en el sustantivo que se utiliza para mencionar los actos cometidos con crueldad a las personas, por el contenido de la mayoría de sus escritos.
El sadismo, entendido como parafilia sexual, y definido como actos para la obtención de placer sexual a través de causar dolor físico o psicológico a alguien, está expresado en “La condesa sangrienta” a través de una exacerbación constante de las conductas sádicas por parte de la protagonista, que disfruta sin medida de las torturas inflingidas a sus víctimas.
Esta relación estrecha entre placer exclusivamente sexual y el dolor físico provocado a terceros se observa en la condesa. Sutilmente se incluyen detalles del erotismo que le provocan sus prácticas sádicas: “Durante sus crisis eróticas, escapaban de sus labios palabras procacesdestinadas a las supliciadas. Imprecaciones soeces y gritos de loba eran sus formas expresivas mientras recorría, enardecida, el tenebroso recinto. Pero nada era más espantoso que su risa”. Pero también se menciona el tema de manera directa: “el desfallecimiento sexual nos obliga a gestos y expresiones del morir (jadeos y estertores como de agonía; lamentos y quejidos arrancados por el paroxismo). Si el acto sexual implica una suerte de muerte, Erzébet Báthory necesitaba de la muerte visible, elemental, grosera, para poder, a su vez, morir de esa muerte figurada que viene a ser el orgasmo”.
Hay varios tipos de manifestaciones sádicas. En psicología, dentro de las teorías freudianas se conocen el sadismo oral y el anal, como fuente de inhibición que lleva al desarrollo del sadismo ya descrito en la adultez. En la condesa puede analizarse el primero, porque mordía a sus víctimas y el último, tomando como ejemplo algunos pasajes de la obra.
Características sádico-anales de Erzébet Báthory
Son dos: su condición de observadora y ama de las torturas –es ella quien dirige las acciones de las torturadoras-, y sus participaciones en algunas de ellas, como demostración fáctica de su necesidad de destrucción y control posesivo de la víctima.
Las escenas que hablan sobre los actos sádicos –quedan excluidas La fuerza de un nombre, Un marido Guerrero, El espejo de la melancolía, Magia negra, Baños de sangre, Castillo de Csejthe y Medidas severas por contener detalles de su biografía y patologías- pueden ser clasificadas según estas concepciones del sadismo anal que sufre la protagonista.
En La virgen de hierro Pizarnik escribe: “la condesa, sentada en su trono, contempla”. Esta cita es clara en la condición de espectadora de la protagonista, que puede sentir gozo ante la actitud de las torturadoras llevando adelante los actos sádicos que ella ha solicitado se lleven adelante.
Báthory es la dueña de las decisiones y ese poder es parte del sadismo en su posición de observadora: en la muerte por agua sucede algo similar, se le ocurre (o necesita) una nueva muerte ante sus ojos. He aquí la cita de la escena: “De repente
formula el nombre de alguna muchacha de su séquito. Traen a la nombrada (...) Ahora la muchacha está desnuda y parada en la nieve. Es de noche. La rodea un círculo de antorchas sostenidas por lacayos impasibles. Vierten el agua sobre su cuerpo y el agua se vuelve hielo”. El frío extremo funciona como último dolor penetrante en la víctima elegida; “la condesa contempla desde el interior de la carroza”.
En La jaula mortal se conjugan la pasividad de la condesa como observadora con su intervención en la tortura. Es un pasaje hacia su participación activa en otros tipos de martirios. Ella muerde a sus víctimas o les inflinge otras agresiones. Este es el fragmento que se está analizando: “ la "dama de éstas ruinas", la sonámbula vestida de blanco lenta y silenciosa se sienta en un escabel situado debajo de la jaula. Rojo atizador en mano, Dorkó azuza a la prisionera quien, al retroceder -y eh aquí la gracia de la jaula-, se clava por si misma los filosos aceros mientras su sangre mana sobre la mujer pálida que la recibe impasible con los ojos puestos en ningún lado. Cuando se repone de su trance se aleja lentamente. Han habido dos metamorfosis: su vestido blanco , ahora es rojo y donde hubo una muchacha hay un cadáver.
Por último, es necesario detenerse en la escena titulada Torturas clásicas que plasma la condición de sádica de Báthory y su búsqueda de control total sobre la situación, que llevada al extremo pone en juego al ciento por ciento esta parafilia cuando es ella quien ejerce la agresión de manera directa. En palabras de Pizarnik: “A veces colaboraba, y entonces, con gran ímpetu, arrancaba la carne -en los lugares más sensibles- mediante pequeñas pinzas de plata, hundía agujas, cortaba la piel de entre los dedos, aplicaba a las plantas de los pies cucharas y planchas enrojecidas al fuego, fustigaba (en el curso de un viaje ordenó que mantuvieran de pie a una muchacha que acababa de morir y continuó fustigándola aunque estaba muerta)”. En esta cita pueden apreciarse claramente las características del sadismo anal: el control y retención del objeto (la víctima) causa ensañamiento, incluso después de muerta.
A modo de conclusión
Más allá de todos los temas que pueden analizarse sobre el tratamiento ficcional de Pizarnik en la obra La condesa sangrienta queda demostrado que uno de ellos –el sadismo de la protagonista- puede ser analizado detalladamente en base a teorías psicológicas freudianas principalmente.
Quedan en el tintero muchas intertextualidades mencionadas y patologías evidentemente señaladas en la nouvelle.
Son interesantes las características estructurales en la obra, los epígrafes al comienzo de cada escena y su condición de palimpsesto, que se mencionan aquí como ejes posibles de ser analizados.
Bibliografía
Boeree, George; Teorías de la personalidad: Sigmund Freud (1856-1939), Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier. Consultado el 05/11/11 en http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/freud.htm
Monzón, Isabel; Báthory: Acercamiento al mito de la Condesa Sangrienta; Feminaria Editora. Buenos Aires. 1994. ISBN 987-99025-7-2 Consultado: 21/09/11
En: http://www.isabelmonzon.com.ar/prologo.htm
Penrose, Valentine; La condesa sangrienta; Editorial: Siruela; Año 1962.
Pizarnik, Alejandra; “La Condesa Sangrienta” en Testigo, año 1, Nº 1, Buenos Aires, 1966.
Consultado el: 05/10/2011
Descargado de: http://www.megaupload.com/?d=E5F7LDDD
Robert Crooks, Karla Baur; Nuestra sexualidad; traducción de Our sexuality; USA.(1999); Buenos Aires; 2000.
Urcaray, Magali; 'La Condesa Sangrienta', de Alejandra Pizarnik. 5 de mayo de 2009. Consultado: 21/09/11 En: http://www.papelenblanco.com/fantastico-ci-fi/la-condesa-sangrienta-de-alejandra-pizarnik
Venti, Patricia; La Dama de Estas Ruinas. Estudio de La Condesa Sangrienta de Alejandra Pizarnik; Ed. Dedalus; España; 2008. Consultado el: 05/10/2011 en:
http://books.google.com.ar
Otras páginas web consultadas el 05/11/11:
Sobre sadismo oral y anal:
http://www.educar-argentina.com.ar/AGO2005/educ100.htm
http://www.esacademic.com/dic.nsf/es_mediclopedia/50082/sadismo
El relato
“Manuscrito de un loco” fue escrito en 1836 y pertenece a la colección “El guardavías y otras historias de Fantasmas” de Charles Dickens.
Se ha opinado que sus relatos trastornan haciendo cruzar [al lector] la frágil frontera entre la lucidez y la locura .
El argumento
http://www.fotoperiodismo.org/source/html/GALARDON/ramonmencion/RETRATOS%20la%20LOCURA%20Mencion/index.html
Varios son los ejes que pueden mencionarse como temas tratados a través de la ficción de Dickens:
“la ironía reside en el modo en el que se aborda la locura del protagonista. El será un loco, pero es un loco astuto (logra cuantiosa herencia) y se da cuenta de la hipocresía de la gente y las injusticias que por egoísmo cometen los supuestamente cuerdos que son maquiavélicos, como los familiares de su joven esposa que sabiendo que esta enamorada de otro hombre la obligan a casarse con el sólo por conseguir su riqueza. Cuando ya no puede evitar ocultar a los demás su enfermedad, estando en el manicomio se siente feliz porque se ha liberado”. Es un saber popular que un loco puede ser inteligente, astuto, y actuar según sus elucubraciones: “acomoda” juicios de valor por sobre sus actos a su conveniencia, según el tipo de locura que sufra.
Un loco, es una persona que ha perdido la razón, o sufre de locura, enfermedad, que tiene trastornadas las facultades mentales. Según la Real Academia Española, el término loco define a quien tiene poco juicio, es disparatado e imprudente. El loco que protagoniza el relato de Dickens es quien, en la ficción escribe parte de su biografía, centrada en el proceso que sufre hasta enloquecer.
Hay muchas características de la psicosis (enfermedad psíquica comúnmente conocida como locura) que se describen en el relato:
· Replegarse sobre sí mismo, sin hablar con nadie:
“solía despertarme sobresaltado, caía de rodillas y rezaba para que se me perdonara la maldición de mi raza; cuando huía precipitadamente ante la vista de la alegría o la felicidad, para ocultarme en algún lugar solitario y pasar fatigosas horas observando el progreso de la fiebre que consumiría mi cerebro”.
· Cambios bruscos y profundos de la conducta: Está alegre en momentos inoportunos, siente de manera desbordada:
“Odiaba a ese hombre con todo el odio de un loco. Muchas veces mis dedos desearon despedazarlo”.
“...más que hablar grité, pues sentí que pasiones tumultuosas corrían por mis venas, y los viejos espíritus me susurraban y tentaban para que le sacara el corazón”.
· Creer sin motivos que la gente le observa, habla de él o trama algo contra él:
“solía reírme de puro placer, cuando estaba a solas, pensando lo bien que guardaba mi secreto y lo rápidamente que mis amables amigos se habrían apartado de mí de haber conocido la verdad”.
“cuando me acobardaba en cualquier rincón oscuro de una habitación atestada, y veía a los hombres susurrar, señalarme y volver los ojos hacia mí, sabía que estaban hablando entre ellos del loco predestinado; y yo huía para embrutecerme en la soledad”.
· Hablar a solas (soliloquio) creyendo tener un interlocutor, oír voces, tener visiones (alucinaciones visuales, auditivas) sin que existan estímulos:
“cuando me despierto sobresaltado de mi sueño y todo está tranquilo a mi alrededor, veo, de pie e inmóvil en una esquina de esta celda, una figura ligera y desgastada de largos cabellos negros que le caen por el rostro, agitados por un viento que no es de esta tierra, y unos ojos que fijan su mirada en los míos y jamás parpadean o se cierran (...)ese cuerpo es el de ella; el rostro está muy pálido y los ojos tienen un brillo vidrioso, pero los conozco bien. La figura nunca se mueve; jamás gesticula o habla como las otras que llenan a veces este lugar, pero para mí es mucho más terrible, peor incluso que los espíritus que me tentaban hace muchos años… Ha salido fresca de la tumba, y por eso resulta realmente mortal”.
· Tener períodos de confusión mental o pérdida de la memoria:
“Ahora no recuerdo ni las formas ni los rostros, pero sé que ella era hermosa”
· Experimentar sentimientos de culpabilidad, fracaso, depresión:
“Ella nunca me había querido; (...) pero yo no había esperado eso. Ella amaba a otro y a mí jamás se me había ocurrido pensar en tal cosa. Me sobrecogieron unos sentimientos extraños y giraron y giraron en mi cerebro pensamientos que parecían impuestos por algún poder extraño y secreto”.
La sensibilidad del loco
Al principio aparté cuidadosamente mis ojos de él, pues era consciente de lo que él no podía ni siquiera pensar, y me glorificaba en ese conocimiento: que la luz de la locura brillaba en mis ojos como el fuego.
Vale la pena incluir en este apartado algunas consideraciones desde el análisis de las imágenes visuales que ofrece el relato de este loco: el poder de su mirada, que transmite el grado de locura que lo invade, es un recurso potente para que la imaginación del lector vuele y se represente a este protagonista que pierde la cordura “por herencia familiar”.
Su destino es ser loco, y se siente liberado en su condición de encierro: esta paradoja parece hacer honor a la irracionalidad que pesa sobre sus hombros. En su casa, al comprobar que no es amado y que su mujer sufre por ese casamiento arreglado, siente un profundo ahogo que lo lleva a elaborar un plan de asesinato que luego cumplirá desordenadamente y bajo efectos de una profunda agitación, que Dickens expresa con frases rápidas, cargadas de descripciones sobre la locura: el éxtasis, el placer, la felicidad y el odio sin medida, la fuerza inhumana que posee el loco, el disfrute, la velocidad de sus actos, los pensamientos que pueblan su mente y los fantasmas, que llegan a dejar de asustarlo.
La imagen del final del relato es contundente: las sombras del ocaso y la primera luz de la mañana reiteran el destino gris del loco: ve a la figura que sigue en pie e inmóvil en el mismo rincón, escucha su cadena de hierro (que es música para sus oídos) y sigue saltando en su lecho de paja. Ese fue desde el principio su destino.
Las interpretaciones
Es un relato que abre al lector una serie de flexiones sobre la condición de un loco con respecto a su vida social, a sus interpretaciones sobre los sucesos que ocurren a su alrededor y de los que es protagonista, analizados desde su propia cosmovisión.
La pluma de Dickens no deja de ser autoreferencial. Su vida (que contextualiza cada uno de sus escritos) enmarca los sucesos, sentimientos y conclusiones expuestas en sus relatos.
En el libro titulado Revista de Asturias (1877-1833 y 1886-1889): Literatura, Ciencia y Sociedad en los Orígenes del Grupo de Oviedo de Andrés Osorio Hernández (que estudia las dos publicaciones científico-literarias dirigidas por Félix Aramburu y por Genero Alas) se encuentran mencionados todos los textos -originales y traducciones- que aparecen en la revista a través de su historia. Entre esos relatos se encuentra “Manuscrito de un loco”. Esto es lo que rescata Osorio Hernández sobre el texto: “... es una breve narración que responde al gusto de Dickens por los personajes marginales y los ambientes sórdidos, representados en esta ocasión por el texto autobiográfico de un loco malévolo que cuenta, desde la celda en que está encerrado y donde convive con sus propios fantasmas, su evolución hacia la locura”.
Es natural que los lectores de Dickens coincidan en la belleza de sus relatos y en lo que les produce al leerlos. Esta afirmación se comprueba al repasar las opiniones difundidas a través de libros de análisis o resúmenes de los argumentos de sus textos en la web. Podría afirmarse que sus “horizontes de experiencias” coinciden, y los lleva a tildar al terror propuesto por el escritor como estremecedor, sobrecogedor, sorpresivo e impactante . Esa es la experiencia estética más relevante al leer a este autor.
Para leer el cuento completo: http://vondrinio.wordpress.com/2006/10/04/el-manuscrito-de-un-loco-charles-dickens/
Sofía Prediger
Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
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Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
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Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
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Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.
Este poema de amor de Pablo Neruda tiene como protagonista a la niña morena y ágil. Es presentada como el objeto de amor por el “yo poético” desde el primer verso y reitera con una anáfora en el noveno verso su constante recuerdo. No está presente, y se corrobora esta idea hacia la mitad del poema, cuando el verso reza: …”nada hacia tí me acerca”.El sol es la figura todopoderosa que da vida a través de sus rayos, incluso otorga alegría a la niña. Esto es expresado por el poeta con reiteraciones de la construcción “el que...” (hace las frutas, cuaja los trigos, tuerce las hojas, hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca).
En la segunda estrofa el sol es descripto: es negro, característica que refuerza la condición morena de la niña en esa imagen visual; y es ansioso, -está siendo personificado- porque recorre la melena negra de la niña y se arrodilla en su cabello cuando ella estira los brazos. Ella juega y es comparada por esa acción con un estero. Esta comparación encierra una nueva imagen visual que introduce la idea de un paisaje húmedo, en referencia endofórica a los versos que mencionan la embriaguez de la ola y el agua.
La delirante juventud de la abeja es una metáfora que alude a la juventud de la niña, a su vitalidad; comparándola con la diligencia y rapidez de la abeja. Esto puede interpretarse a través del atributo “delirante” que antecede a “juventud”: puede aludir al sonido del zumbido del insecto al escucharlo volar o batir con velocidad sus pequeñas alas posado en algún lugar.
La niña continúa presente en las metáforas: es la embriaguez de una ola y tiene la fuerza de una espiga. Toda la potencia de su juventud es expresada a través de estos versos.
El yo poético reingresa fuertemente en el acontecer del poema en la cuarta estrofa. Hay una personificación: su corazón busca a la niña, pero la significación de la palabra sombrío pesa, se intuye que no puede encontrarla; sin embargo la ama, porque es alegre y puede escuchar su voz. Hay una imagen auditiva que expresa esto, es una voz personificada porque tiene características de delgadez y soltura.
Los dos últimos versos completan las descripciones de la niña, que es comparada con el ambiente en todo el poema: Es Mariposa morena dulce y definitiva, una presencia fuerte y colorida; es el trigal y el sol, la amapola y el agua. Todas las alusiones a la naturaleza incrementan la significación que da el sol, con luminosidad, que representa la salud y vitalidad de la niña, como fue expresado a lo largo de las estrofas anteriores.
Sofía.
Enrique Molina, considerado hoy como uno de los más importantes poetas de la lengua, nació en Buenos Aires en 1910 y llevó una vida variada e intensa. Estudió abogacía, fue tripulante de barcos mercantes y residió en diferentes países de América. Identificado con las ideas y los fines del movimiento surrealista, fundó en 1952, con Aldo Pellegrini, la revista A Partir de Cero. Su obra poética abarca Las cosas y el delirio (1941), Pasiones terrestres (1946), Costumbres errantes o la redondez de la tierra (1951), Amantes antípodas (1961), Fuego libre (1962), Las bellas furias (1966), Monzón napalm (1968), Los últimos soles (1980), El ala de la gaviota (1989) y Hacia una isla incierta (1992). Como pintor, actividad que también realiza, crea imágenes en una atmósfera de ensueño, ambigüedad y misterio que se corresponde perfectamente con su poesía. Una sombra donde sueña Camila O’Gorman (1973) fue su única -y extraordinaria- novela. Falleció en Buenos Aires en 1997.