11 sept 2007



Recuerdos de Junio de 2006


Mientras trabajaba se me ocurrió mostrar algunas producciones anteriores que realicé en el ámbito académico y me gustaría difundir.
Quizá ese deseo represente mi gran convencimiento sobre aquello que escribí, y que continúo defendiendo actualmente.
Espero poder transmitir mis mensajes de forma clara y que disfruten de algunas de mis palabras.
Anhelo profundamente que alguien se sienta identificado cuando lea mis textos, y es quizá este medio el que me hace confesar estos sentimientos.
Aquí va mi material: el primero en honor al cuentista, poeta, crítico y editor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849), uno de mis inspiradores y aquel que más me atrapó con sus cuentos y poemas góticos. Escribí estas líneas en prosa basándome en su poema más conocido: "El Cuevo".
El segundo - INDIGNACIÓN- fue simplemente una serie de sentimientos plasmados en un par de párrafos:

"Sumergido en un inevitable dolor, agonizante, que lo envolvía en un profundo vacío, yacía solo en el oscuro cuarto esa noche. Temible y frío transcurría el luctuoso diciembre, la mente vagaba recordando a Leonora. Su eterna y maravillosa belleza hacía a la locura, moría de nostalgia, confundido entre el sueño y la realidad. La angustia no dejaba de llamar y recordara que había prometido llegar a ella en esa otra vida. Confundido, abrazado a unos libros, aquellos enriquecidos de temas desconocidos, pensó y luego pensó otra vez sólo en Leonora. Para siempre perdido en la triste ausencia de su amada fue interrumpido. Oyó un indefinido golpe y dudoso lo atribuyó a un visitante tocando a la puerta del cuarto. Disipando sus esperanzas, loco entre el raciocinio y su alma, se afirmó nuevamente y en voz alta que sólo era un visitante tocando a su puerta."
Sofía Prediger


Aquí les dejo un fragmento del poema original, para que se deleiten con Poe:


EL CUERVO


(fragmento)
"Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando,casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
"Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más."
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre."

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