21 sept 2021

Pilar Brizuela

Mi nombre es Pilar, Tengo 14 años y hago ballet desde los 8 años. Empecé a bailar porque vi a una bailarina en la tele y me gustó. Desde el primer día me enamoré del deporte y no puedo dejar de bailar, no solo bailó durante las clases sino también fuera de ellas, en el comedor de mi casa por las calles y a veces hasta en el recreo. Hacer ballet no solo me gusta por el baile sino también por las amigas que me hice en el lugar. Bailar y hacerlo con ellas lo hace más divertido y especial.

Aunque de lejos se ve fácil es una disciplina que requiere de mucho entrenamiento y dedicación. Los pasos de danza clásica requieren de mucha resistencia y elongación que se va adquiriendo con el paso del tiempo.

Recuerdo que cuando convence soñaba con ponerme las zapatillas de puntas y girar sobre ellas por todo el salón. Mi sueño era girar y girar como esa chica de la tele, pero al llegar me enteré que eso iba a tener que esperar ya que bailar en punta de pie requiere que primero se aprenda a bailar en zapatilla de baile, para fortalecer los músculos del pie y la pantorrilla.

Pero un día luego de un año la profesora me mandó a comprar mi primer par de zapatillas de puntas. Salí de la clase corriendo y le dije a mi mamá que me lleve ya a comprar las que iban hacer mis primeras zapatillas de puntas. Recuerdo ese día como si fuera hoy, entré a la casa de danza y me probé varios pares hasta que al fin encontré unas que me cansen bien eran rosa, bien claritas, pero con una magia que las hacía brillar.

Comenzar a usarlas no fue fácil. Me caía, me dolía, me costaba y me llenaba dé ampollas. Con el paso de las clases y la práctica logre ir manejándolas mejor y siendo un poco esa chica de la tele.

Hoy, sigo practicando para ser cada día mejor en esto que amo y aunque se que no soy perfecta, esta es mi pasión.



Pilar Brizuela 3° B - Colegio Sagrado Corazón


Gral. San Martín, Buenos Aires, Argentina.

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