Las reflexiones en torno a la jornada para docentes y mediadores de lectura que se realizó en el marco de la 23° Feria del libro infantil y juvenil son varias pero no quiero inundarme de ansiedad al tener que enumerarlas todas. Tampoco me creo capaz. Básicamente pensamos en cuán necesario es ser lectores de literatura a la vez que somos docentes (de todos los niveles y de todas las materias) para poder pretender después formar lectores.
También pensamos en que la lectura es siempre una carga negativa para niños y jóvenes y eso es gracias a la tradición utilitaria de la escuela, que después de una lectura pretende una devolución oral o escrita, una evaluación, dejando de lado ese mensaje que es importante y nunca se logra transmitir: la lectura es para reflexionar, para pensar, para identificarse y sentir placer al realizarla. ¿Cuándo descubren esto los niños y jóvenes? Pienso que en caso de los pequeños es más sencillo compartir relatos orales, canciones, expresiones artísticas varias, pero al llegar a la adolescencia los chicos ya pasaron por un "endurecimiento" que los aleja de la lectura por ser obligatoria.
Contra todo esto hay proyectos de promoción de la lectura llevados adelante por muchos profesionales con interesantes carreras que me gustaría imitar, por decirlo de alguna manera. Una de ellos es Bettina Caron a quien escuché en la jornada de ayer. Espléndido es su entusiasmo y agradezco que haya profesoras así, que puedan transmitir las ganas de criticar lo banal y de poner las manos a la obra cuando todo parece adverso. Ella es promotora de lectura y realiza talleres de vocación docente para descubrir por qué lo somos, o por qué estudiamos esa carrera y para ver esa necesidad que no se puede eludir, de ser lectores para poder educar lectores.
Tengo ganas de hacer muchas cosas de este estilo. Generar lugares de intercambios de lecturas y opiniones. Generar que los que estamos involucrados pensemos en esto. Lástima que me tira para atrás el miedo de que me pase lo mismo que ya me ocurrió más de una vez: desilusionarme con la falta de interés. Contra ese pesimismo propio tengo que luchar y ponerme a laburar (aunque muchos me critiquen los esfuerzos ad honorem).Después, en otros post cuestiones e imágenes de la feria muy disfrutables que voy a compartir.