Otra lectura un tanto más filosófica se desprende de la anterior (INTERPRETACIÓN VALORATIVA...) acerca de los mensajes que deja El perseguidor. Johnny Carter vive bajo los efectos de “la droga” como dice Bruno, y esto puede ser uno de las causas de su desinterés por el tiempo, que a su vez se convierte en obsesión: en primer lugar no cree en la arbitrariedad u ordenamiento que provee el reloj, está más allá de un compromiso y se ofusca del apuro que acompaña a la sociedad toda adondequiera que vaya: “Pasado mañana es después de mañana, y mañana es mucho después de hoy. Y hoy mismo es bastante después de ahora, en que estamos charlando con el compañero Bruno y yo me sentiría mucho mejor si me pudiera olvidar del tiempo y beber alguna cosa caliente” dice Johnny.
Sin embargo, no deja de pensar en cuánto duran las vivencias recreadas en un pensamiento dentro de los minutos de un viaje corto, lo que lo hace reflexionar acerca de cuál será el verdadero tiempo vivido por todos: ¿el del pensamiento o el que marca el reloj?
“Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó(...). Las cosas que parecen duras tienen una elasticidad...”.
Quien está más allá de la realidad, como Johnny, por su condición de talentoso nato, no hace más que filosofar de un modo que varias veces sorprende a Bruno, y con él seguramente al lector. Su modo de razonar deja lo irrelevante a un lado y parece que quienes lo rodean no entienden cómo debería funcionar el mundo –desde su perspectiva-.
Este es otro mensaje de Johnny hacia quien lo conoce por medio de Bruno y del mismo Julio Cortazar, quien le da vida a ambos. Pensar qué sentido tiene correr de un lado a otro, apurados, para llegar hacia un lugar o a ningún lado ya se vuelve recurrente.
Plantearse un disfrute verdadero de las cosas, de las obras, de las notas musicales tanto como de un libro es la concepción que se vislumbra en las frases de Johnny, esas que dejan sin efecto el reconocimiento hacia su música en un ranking de revista, o la importancia de un buen ensayo antes de un show, pues eso, ya lo está tocando mañana.
Sin embargo, no deja de pensar en cuánto duran las vivencias recreadas en un pensamiento dentro de los minutos de un viaje corto, lo que lo hace reflexionar acerca de cuál será el verdadero tiempo vivido por todos: ¿el del pensamiento o el que marca el reloj?
“Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó(...). Las cosas que parecen duras tienen una elasticidad...”.
Quien está más allá de la realidad, como Johnny, por su condición de talentoso nato, no hace más que filosofar de un modo que varias veces sorprende a Bruno, y con él seguramente al lector. Su modo de razonar deja lo irrelevante a un lado y parece que quienes lo rodean no entienden cómo debería funcionar el mundo –desde su perspectiva-.
Este es otro mensaje de Johnny hacia quien lo conoce por medio de Bruno y del mismo Julio Cortazar, quien le da vida a ambos. Pensar qué sentido tiene correr de un lado a otro, apurados, para llegar hacia un lugar o a ningún lado ya se vuelve recurrente.
Plantearse un disfrute verdadero de las cosas, de las obras, de las notas musicales tanto como de un libro es la concepción que se vislumbra en las frases de Johnny, esas que dejan sin efecto el reconocimiento hacia su música en un ranking de revista, o la importancia de un buen ensayo antes de un show, pues eso, ya lo está tocando mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario